En este espacio se compila el trabajo desarrollado por los participantes en la asignatura de libre elección Caminar Barcelona

27 febrero 2007

Las otras ciudades. Tarragona

La escarpada roca asciende, a manera de grandioso baluarte, desde la costa hasta la vieja ciudad que la corona, dominando en gran extensión mar y tierra. Por la parte del mar han sido derribadas las fortificaciones , abriéndose en su lugar un magnífico paseo, por el que el pueblo de Tarragona circula entre palmeras, disfrutando del sol. De su admirable perspectiva marítima recibe este paseo el nombre de “Balcón del mediterráneo” y es uno de los más hermosos paseos que pueden encontrarse en el más bello de los mares. Todos los días me quedaba en él en la hora del atardecer, “paseando”, como dice el español, “ambulando”, decía el romano, a quien vagar agradaba tanto como a los meridionales de hoy. Pero cuando más me placía el “Balcón del Mediterráneo” era muy de mañana, en aquellas horas en que este querido lugar nos pertenecía por completo. Tan sólo una joven pareja se hallaba en él, con regularidad semejante y con el mismo fin de soledad.

En mi primera visita, algo larga, a Tarragona, en el año 1920, estuve alojado en la calle de la Nao, núm. 11 sobre el muro del Palacio de Augusto, en sitio, por siguiente, grato al arqueólogo. ¡Calle de la Nao, número 11, casa quieta sobre el viejo muro romano, tu recuerdo será grato al huésped nórdico, pues le ofreciste agradable estancia! Allí encontré de nuevo a un antiguo amigo. ¡José de Pazos, “hijo de Portus Menesthei” (cerca del Puerto de Santa María, prov. de Cádiz), como gustoso te apellidabas, retoño de Andalucía, amable hablador, nadie como tú me hizo tan gratas las semanas en Tarragona, ora comiendo juntos en la pequeña mesa de doña Pepita, ora en nuestros paseos de cada tarde por las estrechas calles o por la ancha Rambla!

Desde mi habitación, que recibía sol desde la mañana hasta la noche, la vista era magnífica. Hacia la izquierda se veía la extensa costa rocosa hasta la Punta de la Mora; hacia la derecha, la amplia llanura con blancas masías y oscuros pinos, que se extiende hasta el cabo de Salou y más allá todavía, hasta el Montsiá, cerca de la desembocadura del Ebro.

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