Sabemos que Collserola marca un límite de la ciudad, no la deja crecer en esa dirección, haciendo que se desparrame paralela al mar. Lo más sorprendente es como este parque funciona respecto a la ciudad: por una parte y encarada a ella, encontramos una pequeña ciudad jardín y de golpe, tan solo cruzando la cumbrera de la montaña, nos encontramos dentro de un parque donde solo nos rodea vegetación. Había momentos donde no había señal de la gran ciudad, ni rastro, parecía como si nos hubiésemos ido de excursión... no sabía que existiera algo así tan cerca del todo el bullicio de Barcelona.
Esto me sorprende en comparación a Palma, donde no encontramos ningún espacio verde de estas características dentro del límite de la ciudad. El único pinar importante que se encuentra dentro es el del Castell de Bellver, uno de los únicos castillos de Europa con planta circular. Éste esta situado en lo alto de una colina, un pinar protegido al ser patrimonio de la ciudad. La diferencia con Collserola es que dentro de este parque está presente en todo momento la ciudad, no te encuentras alejado de ella. En cambio, y como he dicho antes, el parque de Collserola esta junto a la ciudad pero de espaldas a ella, y junto a todo el cuidado que se está llevando a cabo para protegerlo, parece realmente estar mucho más alejado de lo que está.
En este espacio se compila el trabajo desarrollado por los participantes en la asignatura de libre elección Caminar Barcelona
13 marzo 2007
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