Lo que concluiría del pasado recorrido en la Ciudad Vella es que cada ciudad se pregunta las mismas cuestiones cuando se trata de su Centro histórico. Que hacer con los “vestigios”? Que guardar? Que destruir? Como vivir la modernidad en un marco pasado? Que hacer de los coches? Etc. Como todas las otras ciudades, Barcelona ha hecho buenos et menos buenos proyectos por lo que se refiere de la cuestión del patrimonio. Hemos visto cosas muy bonitas, muy bien “renovadas”, cosas que no debían necesariamente ser renovadas, cosas bonitas que caen en ruina y que debían ser arregladas, cosas en transición… O sea, cosas bien hechos y cosas mal hechos. Fue interesante descubrir la opinión de diferentes personas del grupo sobre algunas transformaciones. Fue muy interesante también aprender en que circunstancias las decisiones fueron tomados y la reacciones de la gente en estos momentos. Lo que es un poco preocupante es que hoy también se puede ver que hay cosas que levantan mucha cólera y que la situación al parecer no cambia.
Esto dicho debo decir que mi impresión general de la Ciudad Vella es muy positiva. Para vivir en el barrio desde unos meses puedo decir que según mí, excepto por unas infelices excepciones, el papel de la Cuidad Vella de “hacer ciudad” es bien realizado. La gente vive en un marco que les empujan a salir, caminar, encontrar vecinos etc. - todo en una escala humana rodeado de edificios colorados, florecidos que llevan en ellos un siglo o mas de anécdotas. No se puede decir esto de todo Barcelona y tampoco de todos los centros históricos del mundo.
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