“Pero ahora estoy intentando hablar no de la melancolía, sino de la amargura, que tanto se parece con aquella, y que nosotros asumimos con orgullo y que compartimos como comunidad. Eso significa que hay que observar los lugares y los momentos en que se confunden el sentimiento mismo y el entorno que hace que la ciudad lo siente/ Hablo de los padres que regresan a casa con una bolsa en la mano bajo la luz de las farolas suburbiales en noches que caen demasiado pronto. (…) de los marineros que, cubo en mano, limpian los viejos vapores del Bósforo amarrados a muelles vacíos con un ojo en la lejana y pequeña televisión en blanco y negro y que poco después se quedarán dormidos en el barco; de los niños que juegan al fútbol entre los coches en estrechas calles adoquinadas; de las mujeres de cabeza cubierta que llevan bolsas de plástico y que en remotas paradas esperan sin hablar entre ellas, un autobús que nunca llega; de las vacías casetas de los caiques de las antiguas mansiones; (…) de las entradas de decenas de miles de bloques de pisos todas iguales; de las mansiones hijas de palacios en las que cada tabla del suelo gime con un crujido ahora convertidas en dependencias del ayuntamiento; (…) de las murallas de la ciudad, ruinosas desde los tiempos de Bizancio; de los mercados que se quedan desiertos por las noches;(…) de los miles de casas cuyas fachadas han perdido el color por la suciedad, el óxido y el hollín; (…)de las multitudes masculinas que pescan desde el puente de Gálata;(..) de los fotógrafos callejeros; (…) da las calles en las que no puedes ver ni una sola mujer en cuanto se pone el sol; (…)de los carteles de los muros, rotos y garabateados por todas partes; (…)de las mezquitas a las que les roban continuamente los caños y el plomo que recubre las cúpulas;(…) de las torres el reloj que nadie mira; (…) de los pasajes subterráneos en los lugares más frecuentados de la ciudad; (…) del hombre que desde hace cuarenta años vende en el mismo sitio postales de Estambul(…).”
(Estambul – Ciudad y Recuerdos. Orhan Pamuk)
El autor ha realizado estudios de arquitectura y periodismo y escribe este libro como “un retrato, en ocasiones panorámico y en otras íntimo y personal”. Muchas de las memorias que tiene de la ciudad están relacionadas con los recuerdos de su cotidiano en ella.
El recorrido que hace no es linear. Se parece mucho con “flashes” de una cámara fotográfica y por eso me encanta. Las fotografías que hace – en su y en mi mente - presentan una Estambul que solo conocen los que de allí son, y allí viven.
Me hace pensar: ¿podría encontrar en otras ciudades un sentimiento común entre todos? En Barclona, por ejemplo ¿cuál seria?
Y ¿como podríamos caminar por Barcelona a través de un recorrido no linear?
(Estambul – Ciudad y Recuerdos. Orhan Pamuk)
El autor ha realizado estudios de arquitectura y periodismo y escribe este libro como “un retrato, en ocasiones panorámico y en otras íntimo y personal”. Muchas de las memorias que tiene de la ciudad están relacionadas con los recuerdos de su cotidiano en ella.
El recorrido que hace no es linear. Se parece mucho con “flashes” de una cámara fotográfica y por eso me encanta. Las fotografías que hace – en su y en mi mente - presentan una Estambul que solo conocen los que de allí son, y allí viven.
Me hace pensar: ¿podría encontrar en otras ciudades un sentimiento común entre todos? En Barclona, por ejemplo ¿cuál seria?
Y ¿como podríamos caminar por Barcelona a través de un recorrido no linear?
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